miércoles, 12 de mayo de 2010

Hacia el CARIBE !

Bueno... aparecí nuevamente! Les cuento que sigo viajando y disfrutando cada vez más...
Después de partir de Salento, un poco mareado, sin tener claro hacia donde ir, por un lado Bogotá me llamaba la atención pero, al mismo tiempo, necesitaba sentir el mar nuevamente. Sin más, dejé guiarme unicamente por mis sentidos y partí hacia Medellin, la capital "paisa" para luego continuar hacia Cartagena de Indias, la puerta de entrada al Caribe.
El viaje a dedo ésta vez resultó grato, al menos hasta "Medallo", salvo por los hostigantes controles militares que no cesan en ninguna región del pais. En cada detención la revisión en completa, para que se entienda "completa" implica revisar paneles internos, paragolpes, piso y zócalos, etc. Realmente mi asombro es grande, nunca me sentí más acosado en mi vida. Claro está, que muchos podrán decir que mediante éste método, ahora en Colombia se puede circular medianamente tranquilo. Igual no comparto, la sensación que transmiten es: uno es culpable hasta que se demuetre lo contrario
Quiero aclarar para que no se formen una opinion equívoca, que el trato de los militares es impecable, su amabilidad asombra. No asi, para nada, la corrupta policía.
Bueno podría escribir horas acerca de cuestiones políticas, es un tema que me apasiona y en el cual me involucro mucho, pero para suerte de ustedes y mía también, no es la idea de éste blog hacer análisis, sino simplemente contar que la tierra es nuestra casa, que se puede disfrutar todos los días y que romper los esteriotipos culturales puede ser muy entretenido y divertido.
Medellin es una ciudad muy interesante, acaso una de las más culturales de Colombia y al mismo tiempo la de mayor crecimiento en los útimos años. Por aquí me quedé unos 5 días, la caminé bastante, como siempre me hospedé en los barrios populares, nada de sectores turísticos preservados en estética y comfort, tan alejados de la cruda pobreza que abunda en en casi todos los paíces por los que pasé.
Desde Medellin nos fuimos con Juan, otro francés para variar, hacia Sta Fé de Antioquia, un pequeño pueblo al NOE y desde ahí emprendimos, previo paso nuevamente por Medellin, la subida que por momentos se transformo interminable hasta Cartagena de Indias.
La primera noche la pasamos es Sata Rosa de Osos, después de pasar toda una tarde haciedo dedo y...agua!
Al día siguiente avazaríamos lentamente, en tramos cortos hasta que a media tarde una grúa de autos nos transportaría en su parte trasera hasta Caucasia luego de 5 hs de viaje. Hasta aquí, mitad de camino y barados en una estación de servicios(grifo, para los colombianos) toda la noche. Al día siguiente nuestro cansancio era tal que hasta habíamos perdido la fé. Hablamos con cientos de camioneros y nadie no podía llevar ; que el seguro, la carga, el calor, el 5 a 0 en la cancha de river, que se yo porqué, pero la buena onda no salía.
A eso de los 3 de la tarde una camionero nos permitió viajar en la caja de su camión, aclarando que si algún control militar nos paraba, él no nos conocía. Con éste marco de rudeza nos subimos al gigante remolque de caja plana, sin mas carga que nosotros más las mochilas, por supuesto.
El sol no nos perdonaba, nos castigaba sin clemencia, aún cuando nosotros sentíamos que era injusto. El camionero pronto mostró su humanidad, como casi todas las personas que me han llevado en Colombia, y en cada parada nos compraba frutas, jugos, almuerzos y demás. En los peajes los trabajadores callejeros nos regalaban agua, los vendedores de frutas nos tiraban al pasar los mejores mangos, dulces como miel, realmente la gente en Colombia tiene una magia que no se debe ver en muchos lugares del mundo.
Despúes de 8 hs de viaje, en los que supimos sortear 10 controles militares, un sol incesante y un cuerpo pidiendo auxilio, sobre todo nuestra "cola", arribamos a las afueras de Cartagena. Buseta mediante nos adentramos tanto como la noche en ésta ambigua ciudad que , por una lado preserva una mini ciudad amurallada contruida por los españoles de bellísima arquitectura, místico placer y, al mismo tiempo, en las afueras de éste paraíso para unos pocos, un gran porcentaje de la población se unde en la pobreza.
Por suerte pude recorrer las dos caras de la moneda, como trato de hacer siempre, y entender que más allá de una calle sucia, condiciones de higiene malas, olores desconocidos y desordenada estética, también hay vida. Hijos, madres, abuelos, dolores, sonrisas... realmente en escencia no somos diferentes. Amo los mercados populares, tan olvidados en mi tierra y las sonrisas sin dientes.
Cartagena me gusta, es elegante. Durante el día el calor te agobia, pero la noche salda todas las deudas, la brisa sopla, se torna exitante e incita a no dormir.Las playas no abundan, uno debe moverse hacia el norte o hacia el sur para encontrar esos paraísos que antes solo los contemplaba por la tv, pero les cuento algo: existen... y realmente son mucho más lindo de lo imaginaba.
Me tomé unos días en Palya Blanca, isla Barú. Uhhh pero esa es otra historia que otro día se las cuento, la magia existe....
debo las fotos, mi máquina se metió en la mochila equivocada... ya va a volver